martes, 19 de junio de 2007

Cesaria Evora - Bésame Mucho


FLASHBACK 2006

Cesarismo y Baduismo



Dos grandes cantantes de puntos lejanos del mapamundi han abarrotado en noches sucesivas el Patio de Conde Duque. La estadounidense Erikah Badu y la caboverdiana Cesária Evora tienen en común esa piel color café. Las dos damas arrebataron al público madrileño. Eryka (Dallas, 1971) con su sofisticado soul con mezcla de funky-jazz y electrónica; Cesaria con la perfumada nostalgia de su morna, coladeira y funaná. Frenesí rítmico liberó la arrogante Erykah el lunes, mientras que el martes la conmovedora Cesária se imponía con el hermoso encanto de su orquestina popular.

Erykah salió ataviada con un kimono rosa que escondía una camisa azul con uno de los escotes más generosos que hemos visto encima de un escenario. El repertorio combinó sus éxitos desde que llegara al número uno de las listas de finales de los noventa con su disco “Baduizm” y los siguientes “Mama´s Gun” y “Worldwide Underground”. Con su escultural cabellera y cuerpo, La Badu se sabe una diva. Sabe que su ilustrada voz conquista con temas como “kiss Me On My Neck”, “I Want You”, “Danger”, “Green Eyes”, “Love My Life”, “Bag Lady”…

Cantó con su hijita en brazos y la diva fue paseada a hombros entre el respetable. Manejó la consola de ritmos con sus larguísimos dedos de pitonisa. La poderosa orquesta, con los galácticos teclados de RC Williams, los coros de Eugenia Shata y Renee Keisha, percusiones a todo meter, combina la modernidad actual con aquella modernidad del jazz-soul de pelos afro, vehemencia a lo black panther y barritar de flautas traveseras, en este caso las de Dwayne Darryl Kerr. Hizo Erykah algo curioso: quedarse para su colección particular los objetos que admiradores y admiradoras le arrojaron en un frenesí de desprendimiento. Camisetas, gorras, collares, pulseras, sortijas…


Los madrileños llevaban bastante tiempo con su amor por Cesária Evora. Su mirada penetrante y profunda. Los pies descalzos. La voz acariciando por debajo de la piel del alma. Es una música que nació en las tabernas, cuando Cesária era niña y cantaba por unas monedas en los garitos de Mindelo.

Una música que ha crecido guardando todas sus esencias entre las aguas del fado portugués y la música popular de costa occidental africana. Exquisitez en el violín del cubano Julián Corrales, navegando con el cavaquinho de Paulino Soares y el saxo de Domingo Gomes.

Canciones de una impresionantes discografía. Las del último disco “Rogamar”, con ese canto a Africa, barco del mundo, continente fecundo. Entre la fiesta de “Carnaval de Sào Vicente” y el placer que no se quiere morir de “Angola”, Cesária se sentó a una mesita para fumarse un cigarrito y beber agua.

Rebosaba sentido de la vida, fuerza, poderío. Años atrás este descansito era regado con una espectacular copita de coñac. Hoy Cesária está más serena, incluso cantando el inconmensurable bolero “Bésame mucho”.

Veranos de la Villa. Erikah Badu (Lunes). Cesária Evora (Martes). Lugar: Patio Central del Cuartel de Conde Duque, Madrid.

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