jueves, 23 de agosto de 2007

Bourne Ultimátum. Moby


Jason Bourne: serial de películas de acción con héroe-espía de la CIA perseguido por sus jefes de la CIA, hábil combinación de “Con la muerte a los talones” y “El Fugitivo”

Lo bueno de Sean Connery era que ponía un rasgo de inverosimilitud a lo increíble de James Bond.

Lo bueno de Matt Damon es que hace verosímil lo increíble de Jason Bourne.

Lo bueno y simplificador de Jason Bourne es que, con un par de teléfonos móviles, puede hacer lo mismo que James Bond hacía con aquellos artilugios de super-armas escondidas en una pluma estilográfica, el maletín, una pitillera, una petaca, un alfiler de corbata, un mechero, unos gemelos,un zapato, las gafas...

James Bond es un donjuan porque lo exige el guión, y Sean Connery es un tipo disciplinado.

Jason Bourne es un tipo casi asexuado porque lo exige el guión.
Estar todo el rato a la carrera es incompatible con los asuntos amorosos.

Matt Damon se mete tanto en el papel de desmemoriado que se olvida hasta de triscar.

James Bond tenía licencia para matar.

Jason Bourne tiene licencia para saltar.

Sobre la entrega “El Ultimátum de Bourne”:

En cualquier parte del mundo urbanita hay cámaras de TV, ya sea en lugares públicos o sórdidas habitaciones, que lo filman todo para que la CIA pueda verlo todo en directo, simultáneamente.

Los terroristas del integrismo musulmán, que llevan mochilas y ponen bombas en el metro, son absolutamente iguales –física y moralmente- a los asesinos francotiradores de la CIA. Ambos matones ejecutan –ejecutando órdenes- sin preguntar.

La policía rusa es tumultuosa, ruidosa, desarmada e ineficaz.

La policía británica es discreta e ineficaz.

La policía española es torpe, llega y mete la pata.

La policía marroquí alborota y estorba.

La policía estadounidense es aparatosa, circense, ruidosa e ineficaz.

El Madrid que sale en la película es una ciudad aceptable, homologada con las grandes urbes del resto del mundo. El truco está en acertar con los detalles del atrezzo, pero combinándolos con un irreal decorado general: un Madrid sin Gallardón, un Madrid sin obras por todas partes. En el Madrid real, Bourne escaparía de todos los peligros menos del de partirse una o las dos piernas, brazos y cabeza al saltar una valla, al caer en una zanja.

Las actrices -Julia Stiles y Joan Allen- salen sólo para que Matt Damon pueda dejar de correr, saltar y soltar leches por un ratito.

Quizá sea ésta la película que bate todos los récords en utilización de especialistas saltimbamquis. Si hacemos caso a los créditos, aparecen unos cuantos cientos.

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