viernes, 26 de octubre de 2007

bob dylan. años de jubileo



Los primeros años del siglo XXI están siendo todo un jubileo para Bob Dylan. Está vivito y coleando, pero está casi tan de cuerpo presente como Elvis. Se reeditan sus discos piratas como álbumes históricos. Se suceden los recopilatorios. Se restauran documentales míticos. Martin Scorsese, en el laureado documental “No Direction Home”, entrevista al enemigo de las entrevistas. Dylan recibe el Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2007.

Anteriormente, en 1990, fue nombrado Caballero de la Orden de las Artes y las Letras de Francia. La Real Academia Sueca de la Música, en 2000, le otorgó el Premio de la Música Polar. Ese mismo año fue bendecida con el Oscar su canción “Things Have Changed”. Seis actores y actrices encarnarán al bardo de Minesotta en el film “I´m Not There”. Los conciertos se agolpan al galope. Dylan sigue poseído por la fiebre de la línea blanca.

La mejor manera de asegurarse que Dylan acudirá a donde sea es programarle un concierto. Así debieron entenderlo el pasado mes de septiembre en esa sinagoga de Atlanta, donde el controvertido Bob fue a celebrar el Yom Kipur. Cubierto como es debido con el talit, Dylan rezó Kol Nidrei, oración utilizada por los judíos para abjurar en hebreo de la conversión forzosa al cristianismo. Ocurrió un día antes de realizar un bolo con su banda en la misma ciudad.

Mr. Tambourine Man no tuvo problemas en cantar “Like A Rolling Stone”, en 1997, para Juan Pablo II. Las televisiones de todo el mundo retransmitieron la ceremonia. Pero esta actuación del profeta a pie de Papa no le gustó al futuro Benedicto XVI, quien en sus memorias, señala que trató de impedirla. Ya en sus años mozos, Dylan aseguró que le hubiera gustado ser como Charles Chaplin, para actuar sin tener que dar explicaciones.

En 1970 un sector de sus seguidores se sintió incómodo porque le nombraran doctor honoris causa de una universidad norteamericana. El profeta contracultural, en respuesta, escribió la canción “Day of the Locusts”: “Oh, los bancos estaban manchados de lágrimas y sudor./ Los pajarillos volaban de árbol en árbol./ Había poco que decir, no había conversación ninguna/ Mientras subía al estrado a recoger mi diploma./ Y las langostas cantaron a lo lejos,/ Las langostas cantaron una dulcísima melodía./ Oh, las langostas cantaron a lo lejos/ Las langostas cantaron y lo hicieron por mí”. Y más adelante, añade: “Estaba verdaderamente contento de haber salido vivo de allí”.

Dylan no le ha temido al que dirán. Sus trofeos más logrados le han llegado dejando a sus traicionados seguidores con dos palmos de narices. Hay que ser un descarado absoluto para presentarse en el concilio folk de Nerwport haciendo sonar la guitarra eléctrica. Y hay saber muy bien lo que se dice para acertar rápidamente con la respuesta en pleno concierto. Si tú me dices: “Judas”, yo te digo: “Eres un mentiroso. No te creo”. Está grabado, tal cual.

Publicado en Público

Ultima parada: el rodante Bob anuncia el cochazo de los cochazos, un Cadillac

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